jueves, 26 de junio de 2008

EL INCIDENTE




PUEDE CONTENER SPOILERS

Lo mejor de Shyamalan, es que cuanto más se le critica, él mas caldo nos ofrece. Y en este último plato, el sabor es más potenciado que nunca. Es el poder de lo sugerido y del minimalismo. El film encierra una fuerza en sus diálogos y en sus personajes acojonante. Con MacGuffin y sencillez, nos transporta a “el fin de los días” con sabor a Twilight zone (en el principio solo falta que la cámara pegue un barrido y aparezca Rod Serling), toques hitchcockianos (aunque él lo quiera disimular, se le parece. La historia cobra mas fuerza en los personajes, reacciones y actitudes que en el monstruo. Y por cierto, si el botánico no recuerda a cierto recurso empleado en “Los pajaros”…) y mas Shyamalan que nunca. Como siempre, la película perdura en la cabeza (de sus seguidores y gente abierta a comprenderle) durante semanas. Aquella sensación de haber visto algo muy sencillo, enseguida se convierte en un ejercicio terapéutico y, un puzzle, que al ir resolviéndolo, se convierte en una gran odisea con ganas de volver a vivirla mas intensamente.


¿Cuántas capas de humanidad hay que extraernos para que perdamos la razón? Desde luego que el director de origen indio no necesita mostrarnos ninguna invasión extraterrestre ni demasiados monstruos de origen desconocido para inquietarnos. Él lo consigue con unas pequeñas rachas de viento azotando las hojas de los más placidos árboles, ya sean en un parque o en una acogedora casa de campo. Esa es la letal amenaza que conduce a los protagonistas hacia una carrera de supervivencia y de reflexión sobre sus vidas. La verdad es que un servidor necesita un par de visionados más, pero así a lo pronto: El personaje de la mujer que no fue sincera a la hora de decir “SI”, lucha por valorar realmente lo que tiene a su lado mientras ve que todo se derrumba a su alrededor. Los coches no son ninguna salida, el ejército no se muestra de otra forma que como un joven asustado e indeciso como cualquier otro, que ningún camino lleva a ninguna parte, que ningún desconocido te abrirá la puerta, sino todo lo contrario si empuña un arma. Y así, un largo etcétera hasta darse cuenta de que les es imposible estar solos y separados por unos simples metros entre sus refugios.

Lo peor, como siempre, es la campaña publicitaria, que acaba mostrando algunos de los puntos impactantes de la película. Pero no obstante, quedan muchos golpes de efecto. Sobretodo en lo que se refiere a los efectos en las personas afectadas por el virus. Algunas de gran belleza cinematográfica como la de la pistola del policía. Otras tan profundas como la reacción de Leguizamo en el coche. Y más, mucho más. Y cero patatero también, como siempre, a la distribución y doblaje en español. Estos no subtitulan un par de textos en inglés bastante relevantes para la trama.


Realmente creo que el film necesita más de dos visionados para valorarlo y ser apreciado como se merece.

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