martes, 18 de octubre de 2011

La Noche de los Muertos Vivientes. George A. Romero 1968

Un grupo de realizadores de anuncios publicitarios de Pittsburg decide rodar una película de terror y para ello se inspiran en la novela de Richard Matheson "Soy leyenda". El guión titulado "Anubis" narra como la humanidad es eliminada por zombies antropófagos. Estos realizadores, tras hacer cuentas, deciden que el presupuesto les alcanza para rodar un film en blanco y negro. Judith O"Dea y Duane Jones, profesionales del teatro, amigos, una granja alquilada... Mientras, Estados Unidos participaba en el conflicto de Vietnam.

Todo un gran coctail que rompió esquemas y acabó convirtiéndose en el nacimiento del cine de terror moderno. Creando un monstruo terrorífico, atemporal, sin ningún origen especifico en leyendas, mitos o ninguna novela clásica, una mezcla del personaje haitiano con los vampiros de "The Last man on earth", dotados de un único objetivo: el de vagar por la tierra devorando a los vivos. Un monstruo que solo tiene el propósito de comer carne humana, sin prisa, esperará el tiempo que haga falta hasta que los improvisados campamentos de supervivientes se desmoronen a causa de la estupidez humana, la falta de dialogo, la falta de lealtad, cuando se vengan abajo la cultura, las jerarquías militares, la familia y todos los estamentos sociales. Los que eran nuestros semejantes, amigos, parientes, convertidos en una masa que ya no guarda ningún otro lazo con lo que fueron que el de deambular día tras día con el único fin de saciar sus "necesidades".

El film arranca directamente dentro del problema, sin darnos ninguna explicación, acabando con la vida de John y dejando a una débil Barbara a la merced de toda la acción y terrible situación planteada en la que sin duda es una de las escenas mas terroríficas jamás filmadas. Ello ayuda a que participemos mas directamente en la película, y a que se nos venga mas ameno la posterior acción del film, la cual se desarrolla en una única localización, el interior de una granja. A partir de aquí, Romero juega con un grupo de supervivientes que lucharán contra la horda de muertos que intenta penetrar en la granja. Creando un conflicto entre Ben y Cooper al debatir por la parte mas segura de la casa, haciendo que reciban noticias poco fiables desde el exterior, y desmoronando cualquier intento de fuga, hacen que esa escasez de localizaciones y el que pueda ser un guión justo, sea bien resuelto por Romero.

Las carencias cinematográficas que contiene el film, como cualquier obra amateur que se precie, quedan compensadas totalmente por el inteligente uso de la cámara y sus varios contrapicados, así como un uso de la luz que consigue momentos de una sorprendente belleza tenebrosa. El grano (casual) de la película, la utilización de desconocidos actores y el gore directo y sin sutilezas. Sin olvidar otra de las guindas de esta moderna obra maestra, el pesimismo latente durante todo el argumento (estallando en ese antológico e inolvidable final), realzan todas esas carencias convirtiéndolas en un acierto mas que dotan a la obra de ese aire a "cinema verite" del que tanto se ha hablado. Y que creó una formula para futuras obras engendradas fuera de los grandes estudios (formula que tan bien le vendría a Hooper para su matanza tejana).

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