sábado, 29 de octubre de 2011

Trampa para turistas / Tourist Trap / David Schmoeller, 1979

Trampa para turistas es una interesante mezcla de las modas de aquella época. Un aporte más al estilo que sería dominante dentro del género del terror en los primeros ochenta, el slasher, y podría considerarse también, parte del grupo de películas que comprenden desde “Carrie” de Brian de Palma, pasando por “Ojos” de Irvin Kerschner, “La furia” también de De Palma hasta la explosiva “Scanners” de Cronenberg, dedicadas a los poderes telequinéticos.

No menos interesante es la factura del film, teniendo sobretodo en cuenta que no se le ha dado la relevancia que se merecería junto a otros productos de recuento de cadáveres, siendo esta muy correcta y práctica, logrando con éxito muchos de los propósitos de la película con una efectiva sencillez muy loable. Sin andarse con muchas florituras, Schmoeller nos narra una historia de lo más manida: -grupo de jóvenes promiscuos incurren en un paraje de la América profunda donde un psicópata les dará matarile-. Partida totalmente afiliada al “American Gothic”, pero que en esta ocasión se nos dibujará con algunos toques del cine italiano fantástico, y con bastantes referencias a algunos de los grandes clásicos del cine de terror, como por ejemplo “Psicosis” o “Los crímenes del museo de cera”.


Schmoeller, hace buen uso de aquella máxima que dice que lo mejor es crear atmósfera y no recurrir al susto fácil o al impacto con grandes subidas de volumen. Y para crearla, podemos encontrar en “Trampa para turistas” un trabajo de ambientación repleto de inquietantes maniquíes (vivientes), que podría recordarnos a algunos de esos turbadores trabajos de Mario Bava como “El diablo se lleva a los muertos” o “Seis mujeres para el asesino”, obra del director artístico Robert A. Burns, el mismo que consiguió ese pútrido ambiente para la celebre “La matanza de Texas” del mediocre Tobe Hooper. A ello se le une la música de Pino Donnagio y un buen trabajo en lo referente a las situaciones narradas y en los personajes, pues son perfectamente creíbles. Sobretodo el del personaje interpretado por Chuck Connors.



Y realmente la película sabe mantener ese ritmo constante hasta su final, sin pretender caer en demasiados excesos o tópicos. Aparte de Chuck Connors, también podemos destacar la presencia de la bellísima Tanya Roberts, futura “Angel de Charlie”. Y en labores de montaje, al especialista en casposidades Ted Nicolau, y de producción la de Charles Band, con quien mas adelante el director de la película que nos ocupa realizaría la exitosa “Puppet Master”. En definitiva, si no la conocen, una buena película a descubrir. Háganlo antes de que se la chafen con algún remake…

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