miércoles, 16 de noviembre de 2011

Blood for Dracula / Paul Morrissey, 1973


El conde Drácula solo puede alimentarse de la sangre de muchachas vírgenes, y la escasez de éstas en Rumania, lo mantiene en un estado físico deplorable. La muerte es inminente ante la falta de alimento, por lo que decide ir en busca de alimento a Italia.

Tras el éxito de “Carne para Frankenstein”, el ciclo terrorífico de Andy Warhol sigue y se cierra con esta versión pseudo-erótica de Drácula. Una versión totalmente libre y con multitud de lecturas políticas. Aquí se nos presenta a un vampiro moribundo y en silla de ruedas, al cual le quedan pocos días de vida ante la falta de sangre de mujeres vírgenes. Parte de la premisa de que en toda Europa reina la promiscuidad y que las jóvenes doncellas castas se han extinguido, y con ello, el poder del conde transilvano. Esto no está exento de un tono sarcástico y delirante. En el arranque del film, vemos a Drácula y a su criado tomando la decisión de trasladarse a Italia, donde suponen que siendo un país con tan sólidas costumbres católicas, podrán encontrar fácilmente doncellas puras para nutrirse con su virginal sangre. El lugar que eligen es un caserón perteneciente a un honorable aristócrata padre de cuatro hermosas jóvenes. Enseguida vemos que el guapo jardinero se pasa todo el día beneficiándoselas. Un joven jardinero comunista, lleno de vitalidad y con una potencia sexual desaforada, con lo que pronto pasa a convertirse en una gran amenaza para el Conde- un conde moribundo, enfermo y patético, ultima representación de un régimen de nobles y aristócratas conmucho poder ¿Lo captan?-.

Todo ello es narrado de forma bastante cercana a los films explotation de la época. Todas las escenas protagonizadas por las hijas del aristócrata italiano- interpretado por el maestro del neorrealismo italiano Vittorio de Sica- podríamos catalogarlas de cine erótico puro. Aparte de las visitas del jardinero interpretado por Joe Dallesandro- un Sex-simbol del cine erótico y cine gay de la década, Andy Warhol lo descubre en la revista Physical pictorial-, durante todo el metraje aparecen siempre marcándose todo tipo de números lésbicos, incestuosos y exhibiéndose la mayor parte del tiempo en cueros. Otro de los detalles que convierten a este film en producto de culto, y hace que se diferencie de los otros filmes de vampiros, es el gore desmadrado con los efectos sangrientos de la mano de Carlo Rambaldi. Cada vez que el vampiro intenta beber de la sangre de una de las hijas- Udo Kier lo representa magistralmente, como si de un toxicómano en plena crisis de mono se tratara-, su cuerpo rechaza esa sangre no-virgen en forma de salvajes vomitonas. Vemos a Udo Kier retorciéndose de dolor, mostrándonos a un Drácula como nunca lo hemos visto antes. La casquería, tiene su mayor festín en el desenlace de la película, con un desmembramiento espectacular a base de hachazos. En este punto, cabe señalar que la película, al igual que “Flesh for Frankenstein” estuvo supervisada por Antonio Margheriti, uno de los reyes de las exploit italianas (“Apocalipse domani”). Lo que es la realización de Morrissey no es que se pueda decir que sea ninguna maravilla. A pesar de que se entrevé un esfuerzo y la intención de ofrecer planos totalmente cuidados y muy artísticos, la cosa decae en algunos momentos, y la banda sonora tampoco no es que ayude demasiado al conjunto. Pero de todas formas, el resultado es muy agradable y tiene un toque personal que lo hace único. Y tengamos en cuenta que la cosa siempre es más cercana al softcore erótico que al terror o fantástico ¿Adivinan la solución para que la única hija virgen del aristócrata no sea víctima del vampiro?

En conclusión, más que una revisión del mito, la película es una serie B-muy cercana a la Z- bizarre con el nombre de Warhol con letras bien grandes, sólo recomendable para paladares degustadores de rarezas.

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