martes, 1 de noviembre de 2011

Malevolence / Stevan Mena, 2006




“Malevolence” es un slasher con una estructura atípica. Puede que las intenciones de este realizador sean la de elaborar un slasher estructurado a la inversa, pero hay que reconocer que los problemas que tiene la cinta lo acaban convirtiendo en un producto fallido y que no funciona en absoluto. Stevan Mena nos fusiona el cine de atracadores y delincuentes con el slasher puro, para terminar luego con una mitad final con todos los ingredientes de los clásicos del cine de terror de los setenta y ochenta.

La historia que quiere explicarnos, en un principio parece bastante sencilla y atractiva: Un tipo cargado de deudas es convencido por su novia para perpetrar un atraco a un banco, planeado y montado por el hermano de ésta. El atraco sale mal, y el punto de reunión que habían fijado para el reparto del dinero resulta ser el lugar de actividades de un asesino en serie.
Es curioso como durante el planteamiento del atraco y todo lo que viene después del mismo, cuando el cerebro del golpe resulta herido mortalmente y el protagonista se ve metido en un embrollo que le queda bien grande, el film resulta bastante interesante y notablemente bien resuelto a pesar de sus carencias presupuestarias- como el momento del atraco, sucede fuera de plano y solo escuchamos unos disparos, bastante cercano todo al cine de Tarantino-. Pero hacia la mitad de la película todo el barco se hunde a una velocidad de vértigo. Y cuanto más se mete en el género terrorífico, peor y más mediocre resulta el asunto.

Stevan Mena, quien aparte de dirigir, compone la música y firma el guión, peca de ser absolutamente pretencioso al querer prescindir de forma imperdonable de cualquier personaje o situación que provoque algo de fuerza dramática que nos pueda interesar a los espectadores. Transmite la sensación de que lo único que le interesa es ese pequeño episodio que incluye al final de la película a modo de conclusión, y que además le sirve de punto de partida para su secuela-precuela(1) -no era ninguna sorpresa, por cierto ya que afirma que será una trilogía-. Y eso se hace cada vez más palpable conforme vemos como se deshace de los personajes sin concluir ninguna de las situaciones que empieza sin ton ni son y sin terminar de centrarse en nada en absoluto. Sorprende incluso como no intenta seguir ninguna línea de estilo, llegando incluso en algún punto de la película a efectuar imitaciones completamente descaradas de algún que otro slasher famoso, que dentro del conjunto cantan de forma estridente- incluso la música pretende ser como los compases de Carpenter en “La noche de Halloween“ (John Carpenter, 1978), pero claro, la película carece de cualquier suspense-. Si no se molesta en definir ningún personaje, ni ninguna trama interesante, algunos pensarán que puede que la fuerza recaiga en el asesino, pero tampoco es el caso. De éste no conocemos nada- es parte de la compleja estructura que pretende el director, la de un slasher a la inversa que antes mencionábamos-, y estéticamente luce un simple saco en la cabeza, igual que Jason en “Viernes 13 part 2” (Steve Miner, 1981). Y en sus actuaciones tampoco podemos destacar ninguna originalidad, salvo demasiados tópicos que acaban lastrando el producto hasta la mediocridad absoluta. Desgraciadamente, en los momentos que conforman la parte terrorífica de la película, destacan muchos sustos realizados con subidas exageradas de volumen y acontecimientos muy predecibles. Bueno, ya saben, todos esos elementos típicos de las películas de terror malas…

1- La primera secuela ha llegado a modo de precuela de "Malevolence", bajo el título de "Malevolence: Bereavement", dirigida por Stevan Mena en 2010.

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